sábado, julio 03, 2010

Ella



Pocos saben de Ella. He decidido llamarla así porque ya no sé quién es, sencillamente citar su nombre es remitir a un pasado que recuerdo de un presente que no conozco. La mayor de las razones es porque mantenerla en anonimato minimiza el dolor (mentira #1).

Cómo hablar de una imagen tan borrosa como indescifrable, una especie de código de barra cuyo lector no creo jamás conseguir (mentira #2 porque aun tengo esperanza). Odio evocarla, añorarla, vivir atada a algo que ya no es Ella.

Hace tanto tiempo que la arrancaron de aquí, viéndola en memorias. Una remembranza que padeceré sola, porque a la edad en que se fue uno recuerda pequeñas cosas y a la edad que la perdí uno recuerda todo. Sí, esos son los más grandes y dolorosos puntos: su partida y nuestra diferencia de edades.

Por un lado tenerla lejos es no tenerla, Ella ha sido el más grande de mis guayabos, el despecho más arrecho porque ninguna de las dos fue declarada culpable de nuestro rompimiento. Y le agrego estas palabras porque en cuestiones de amistad se sufre tan jodidamente como en las relaciones amorosas.

Ella fue la más grande de mis amigas, la hermana que nunca fue concebida. Puedo decir que le contaba mucho: sabía mis colores favoritos, el nombre de mis muñecas, la comiquita que más veía, que camisa quería usar casi que a diario, conocía el lado de la cama en el que dormiría. Ella sabía lo que unas mejores amigas, a nuestra edad, necesitaban saber la una de la otra.

Ella amaba los nuggets y yo la hamburguesa, Mcdonald´s era nuestra cita perfecta. Las diferencias entre ambas eran imperceptibles o por lo menos bastante llevaderas. Ella adoraba los conejos…digamos que yo no tanto.

En nuestros juegos siempre eramos grandes mujeres, madres, ejecutivas. Sí, mujeres exitosas. Cuando yo cocinaba, Ella alimentaba a nuestras hijas (que por supuesto también eran amigas). Nunca necesitamos la figura de un hombre, sólo nosotras bastábamos para amar.

Yo odiaba cuando otros niños la hacían llorar, yo lamentaba cuando peleábamos en el carro y nos torcíamos los ojos diciendo “no le hablo”. Odiaba cuando no la dejaban venir a casa a jugar o cuando se tenía que ir antes de que Ken se casara con Barbie. Siempre odie nuestras separaciones.

Podíamos compartirlo todo, incluso la ropa. Hoy en día no creo porque ella está mucho más grande que yo; como suele pasar con eso de las nuevas generaciones. Incluso nuestros gustos a la hora de vestir ya no deben coincidir, así como no coinciden nuestros tiempos, nuestros espacios, nada.

De pequeñas Ella reía conmigo mientras sin temor nos bañábamos juntas, hasta que un día me di cuenta que yo comenzaba a experimentar la adolescencia y que compartir la ducha ya no era cómodo…por lo menos no para mí.

Eso sí, en esos tiempos amábamos la playa. Higuerote fue sede de mis más grandes recuerdos con Ella: las lanchas, los perritos huérfanos, los helados, el nintendo 64, el jeep, los trajes de baños, los caracoles, el erizo que ambas pisamos, las arepas con huevos revueltos, las colitas, la paella, los chalecos, las compotas, las galletas, La Pasión de Cristo, Matilda, Tom y Jerry, Gasper, la mesa de fútbol, el escondite, la picada del mosquito, los disfraces, las bombas de agua, el Club de los Tigritos, Amigos por Siempre.

Si tan sólo le hubiese dicho cuánto amaba escuchar la puerta y saber que era ella que venía por mí para jugar, si tan sólo tuviese la oportunidad ahorita de recordarle todo esto y mirarla a los ojos y ver que por lo menos algo de mi recuerda.

Si pudiera decirle tantas cosas: que no soporto no entender muchas palabras cuando hablamos por el chat, que sus fotos me hacen verla cada vez más lejos, más desconocida. Que cuando me despido de ella aun duele y que por eso he dejado de escribirle. Si pudiera gritarle que la extraño y que eso nunca cambiara, si tan sólo me dieran la oportunidad de verla por 5 minutos. Seguramente llorando le diría que la quiero y no perdería tiempo en abrazarla.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Simplemente lo amé, y movió hasta la fibra más profunda que creía haber cortado, pero aún sigue ahí.
La mejor manera de escribir es dejando el corazón en el teclado.

<3