martes, marzo 08, 2011

Gente que hace que días importantes parezcan ridículos

Vuelve la mala costumbre de celebrar lo que se desconoce. Pocos averiguan, aun en tiempos de google, la razón de porque se celebra el Día de la Mujer. Ni hombres ni mujeres, ni gente en vía de. Entonces pocos rememoramos que es un día de lucha. Se sudo y se derramo sangre por el.

Hoy no es el día de la pantaleta, ni del rímel, ni del bisturí. No.

Hoy es el día en el que yo recuerdo a tipas que no conocí, a mujeres que conozco y a las que hubiese dado la vida por conocer. Hoy hago más honor que nunca a mi aparato reproductor, me pongo intensa, dramática y cualquier otro sinónimo que se le antoje al mundo.

Empiezo con mi respectivo estado en facebook, como siempre de unos limitados caracteres, y tragándome todo lo demás o vomitándolo lentamente por twitter. “¿Feliz Día de la Mujer? Claro, feliz día a las mujeres que han muerto en manos de hombres maltratadores. A las lapidadas, a las violadas, a las que lucharon contra el cáncer, a las que por cumplir unos supuestos estándares de belleza murieron. A las que les cortaron el clítoris para que no sintieran placer. Feliz día a las mujeres más comunes que sufrimos solo dolores d vientre y nos sometemos a la auto-tortura de la depilación”, fue lo que alcance a escribir en dicho espacio.

Por supuesto que Feliz Día de la Mujer, me digo mil veces mientras un par de mujeres universitarias le dan me gusta al dichoso estado. Como era de esperarse, los hombres hasta ahora ausentes en mi perfil. No. ¡Mentira! han aparecido un ex y un trío de amigos felicitándome pero pasando por alto el asunto del que hablo.

Nada fuera de lo normal. ¡Un momento! Lucia Figueira me ha enviado un mensaje en facebook. A ver solo espero que no sea una de esas mariconas cadenas sin sentido. Leo...

Esta mujer ha dado en el clavo. Comienzo a sentir que el fin del mundo es solo un cuento de camino. “Saiii! Lee esto! Lo escribí pensando en los hombres maltratadores!”. El texto en toda su extensión me pareció magnifico. “Me encanto”. Quizás lo publique más tarde no vendré de sapita a colocarlo yo aquí.

“A José Cornelio le gusta tu estado”, bueno él no cuenta. Jos es uno de los hombres (que conozco) más críticos de mi edad así que de él me espero siempre el apoyo en este tipo de temas.

Sigo leyendo mi timeline (en ambas redes sociales). Bellos cumplidos a las mujeres por todos lados. Una cosa insólita de brujas pasamos a princesas, así no más de cuaimas a lo más bello. Pa´lante. No me detengo en mi lectura. Oye, han aparecido mis homologas, hijas de madres solteras. El día que no existan más casos de dicha índole yo me pongo a reenviar cadenas felicitando hasta la perra.

Continuo y no hay ni un “Fulanito se ha unido al grupo No a los Violadores” “a Perencejo le gusta No a los Machistas de este jodido planeta”, ni eso chica. Ni una marchita, ni un caucho quemado, ni un lacito rosado de perfil en manos de un varón. Bueno Sai cada quien hace de su trasero un candelero así que ¡basta!. Sonrío en medio de mi extremismo.

Paja, es inevitable que no me ponga los pantalones de un dictador por un momento. Es que ni un solo acto en defensa de mi discurso. ¡Que barbaridad! ¿Será que me pongo a dejar rosas en el perfil de la gente para ver si así sí?. Rio nuevamente con cara de esquizofrénica. No vale yo subo este post y ya, se acabo la lavativa.

Quizás me ponga a inventar una historia en el que un lapidador se ahorca o una en el que los hombres digan (agregue el tonito de niño llorón respectivo) “¿Y cuando celebraremos el día del hombre? #igualdaddegenero” y luego vengo yo con mi súper traje de heroína negra y me lo como vivo explicándole cuando lo decretaría, porque lo decretaría y que es la igualdad de género.

lunes, marzo 07, 2011

Los hombres sin bolas


En toda la extensión de la palabra, un hombre sin bolas es algo que me es realmente repugnante. No es que las personas cobardes, sin carácter, sin personalidad, manipulables sin mayor esfuerzo, que no luchan por amor ni por nada, que esperan que todo les caiga del puto cielo, sin iniciativa, que no protestan, que no hagan valer su idea, mosquitas y mosquitos muertos, los tira la piedra y esconden la mano, los cizañeros, los que no defienden ni se defienden, los que se dejen pisar por otro, los que carecen de heroísmo o de un mínimo toque de liderazgo cuando nadie se pronuncia ante algo; no es que este manjar de tipos de personas sean de mi agrado…pero en un “macho” estas características me son insoportables.

Si yo veo a un tipo con sonrisa de ensueño y frente a él están pateando a un perro, puedes jurar que primero me guindo con los maltratadores y luego con él infeliz que miró sin mover una sola pestaña. Si yo tengo problemas con un hombre y este manda a la hermana para que salga en su defensa, puedes jurar que pasará lo mismo que en el caso anterior.

Yo no pretendo encontrarme por la vida a gente honesta, emprendedora y que afronten sus peos todo el tiempo. No, no, no, no. Yo solo pretendo llevar mi vida con tranquilidad y que estas personas se informen por todo los medios que no son bienvenidas.

Un hombre tiene un par entre sus piernas, las mujeres tenemos también un par. Incluso yo puedo decir que tengo tres.

martes, enero 04, 2011

A mis 20 velas


Culmina mi segunda década como mortal y mi memoria, aun no descompuesta por completo, tiene archivada los recuerdos más transcendentales en este no tan breve paso por la tierra.

La no tan buena noticia de mi concepción, los calorones que le daban a mi mamá, la aparición del tal San Benito quien según me sacó con éxito del vientre de mi progenitora (espacio demasiado pequeño como para soportarme por tantos meses) hasta la escena donde por fin salgo expulsada cual proyectil y lo único que se escucha como soundtrack es “que gordaaaaa es” “es pelua” “es negraaaa” “casi me muero”... son parte de la película, rodada desde mi nacimiento, que han recreado los testigos en mi mente.

Sí, sí…dicha criatura se transformaría en esta mujer marrona que soy hoy, con debilidades, aciertos, errores, cualidades, bachiller, samuelita, ucevista, trabajadora y con bastante color para repartir.

Tal parece que mis inicios en sociedad fueron traumáticos pero necesarios por muy ilógicos que parecían; golpeé a niños inocentes, fui castigada, cree una supuesta pandilla y de un sinfín de fechorías me hicieron responsable. Lloré, me dio dengue hemorrágico, reí, tuve lechina, me rasqué y me quedaron marcas. Toda un aventura. Tuve amigos, me amenazaron de muerte dos veces, me intoxique dos veces, tuve una carié en una muela gigantesca, trataron de aliviarme el malestar, me colocaron un algodón bañado en ron varias veces…eh, no sé lo demás, no supe nada de mi hasta el día siguiente.

Innumerables encuentros con el dolor siguieron; una niña se divirtió chocando mis dientes contra un pupitre, mi cabeza fue víctima de balones perdidos, le tuve rencor al ratón Pérez, deje de confiar en los reyes magos. Ah, muy importante, me entere que mi padre no era mi padre el mismo día en el que iba a recibir al espíritu santo. Sí, sí dolió…pero comencé a sobrevivir y a decir mentiras también, claro al igual que ellos pagué las consecuencias.

Creía que todo lo malo había pasado hasta que llego mi menarquía, eso que hace a una mujer una MUJER, claro para mí un episodio desagradable que se llevo todos los premios. Jamás pensé que sangrar por tantos años desataría tantos cambios, de ese trauma ya hablé en otro post.

Lo cierto es que las mejores y no tan mejores cosas pasaron durante estos 20 años…

Sin saberlo, viví por un tiempo entre acogedoras cuatro paredes: limpié y canté sola por mucho tiempo, viví a plenitud mis conciertos frustrados por PumaTv, me sentí orgullosa de mi misma con cada nivel superado en los juegos de mi Playstation one, sentí el dolor desgarrador que es saber que la memory card se había dañado y con ella morían los sueños de luchar contra las fuerza del mal.

Me cociné, me quemé friendo plátanos, lavé muchos baños, esperé sentada muchas veces a mi mamá, aprendí a defenderme de otros niños, me quitaron un reinado porque la niña lloró y quería la corona… odié a todas las niñas parecidas a ella. Hice muchos mandados, aprendí a cerrar bien la casa, me pegaron, hice teatro, recité, fui buena estudiante, me citaron el representante, abrí yo solita mi correo electrónico, llego un sapito a darme el primer beso, el segundo… después llegó el fulano príncipe, no llegamos al colorín colorado pero fue lo mejor que me pasó (aunque no lo admita con frecuencia).

Llegaron otros que no tenían que llegar pero me hicieron toda una guerrera, llené álbumes, llené la casa de barajitas repetidas, rompí corazones, sané algunos, me enamoré de nuevo, tuve un cochinito, tuve un conejo que luego me lo comí sin saber. Me desilusioné, desilusioné a otros, me mordió el ojo un perro, estuve con un parche de pirata por mucho tiempo, aprendí a confiar y a desconfiar. Me gradué. Que barbaridades de cosas han pasado. Tomé decisiones, otros las tomaron por mí, despedí a personas de las que nunca me quise despedir, olvidé, trabajé, quise matar a gente, no maté a nadie, fumé, desprecié a un Irlandés. Supe que vivir en casa de un familiar puede ser tu peor pesadilla. Me eduqué para salir victoriosa de una depresión, me formé para darme de baja y de alta ante crisis existenciales. Y pare usted de contar que por razones de autocensura he de reservar.

Realmente han pasado muchas cosas que mi mente desea anular y eso nunca sucederá. También he vivido otras tan maravillosas que resumirlas aquí sería agotador.

Lo cierto es que he vivido todo por una razón, esa razón es mi preparación para los próximos 10 años que me esperan. Hoy he entendido y he visto como todo encaja perfectamente en la construcción de un ser más fuerte. Bienvenidos los veintitantos, seguramente los despediré con un gran homenaje al cumplir mis 30.

Gracias a todos los que han estado, los que se fueron dejándome grandes cosas, los que llegaron y los que llegaran.